La vida no siempre cambia con un abrir y cerrar de ojos, a veces cambia solo con un giro. Este domingo los amantes del fútbol se citaban en sus sofás o en los bares más cercanos para observar y alternar entre canales con una seguidilla de partidos de ensueño: El Clásico español y el Liverpool-Manchester City. Pero entre ambos había un sigiloso encuentro que, del inicio hasta el final, tuvo a millones de personas con el corazón en la mano: La victoria 0-1 del Arsenal en Elland Road. Este artículo no será para hablar del cohete de Saka para llevarse los tres puntos o cuando los mismos pendieron de un hilo en el gol anulado al Leeds, el penal errado por Bamford o cuando a Gabriel Magalhaes casi tira por la borda un domingo redondo en la última jugada del encuentro.
Este artículo es para darle el humilde, pero necesario, foco de luz que se merece el equipo de Arteta. Evidentemente iba a tenerlo complicado para ocupar portadas del lunes o abrir los programas deportivos del domingo, pero lo que llevan haciendo esta temporada es digna de ellos. Sobre su Arsenal no se pone el foco, pues son un equipo cauteloso (pero desde lo pragmático). Mikel y sus chicos practican el fútbol no como quienes los inventaron, sino como lo entienden como ningunos. Saben cuándo gustarse y cuándo deben sufrir. Y cuando un equipo sabe controlar estos escenarios es porque tiene madera de campeón.
Sobre el técnico español han llovido críticas, de sobra. Se está hablando de un entrenador que en sus primeros meses en el cargo ganó una FA Cup y una Community Shield. Aún así tuvo que cargar con dos temporadas rozando el adjetivo de irregular y con la salida de su capitán con una crítica. «No quiere personalidades en el vestuario, quiere gente que lo escuche», afirmaba Aubameyang tras su marcha. Del Arsenal no se habla porque no tiene estrellas, que no es lo mismo que ausencia de grandes jugadores que lo serán en un futuro. Este club no necesita ocupar grandes titulares en los diarios ni ostentar rostros reconocidos para la marca de moda. Este equipo necesitaba volver a disfrutar con el fútbol, y lo está logrando.
Disfrutar del fútbol es relativo. Hay gente que piensa que es jugar al ‘tiki-taka’, otros que es ganar trofeos. Para su servidor, disfrutar es sentir la satisfacción de que las cosas se están haciendo bien independientemente de cuándo se recojan los frutos. Tiempo y fútbol son unos cabrones. Puede que en dos semanas se acabe este liderato, pero seguiría sin cambiar una sola palabra de este artículo. De todas formas, en este deporte es imposible saber si cuatro puntos son muchos o pocos, más aún con el Mundial a la vuelta de la esquina…