Después de adquirir hace unas pocas semanas el Newcastle, el fondo de inversión del Gobierno de Arabia Saudí ha dado inicio a la revolución en el club. La primera víctima ha sido Steve Bruce, entrenador del primer equipo, cuya indemnización rondará los 9,5 millones de euros.
Bruce tomó el equipo tras la marcha de Rafa Benítez y desde el primer momento este fue bastante criticado por la ya enfurecida afición del Newcastle, pues para ellos esto era otro sucio movimiento de Mike Ashley, su dueño anterior.
Un estilo de juego muy pobre se percibió durante estos dos años en St. James’ Park, ya que el equipo comandado por Bruce no salía a ganar los partidos, saltaban al campo con la intención de no perderlos. Muestra de ello es la decepcionante estadística de que en 97 encuentros solo pudo ganar en 29 de ellos, empató en 25 ocasiones y vio la derrota en 43 de oportunidades.
En cuanto a goles la situación no cambia: 1,15 por partido es la media de efectividad del equipo en el arco contrario. Estos dependen básicamente de la inspiración de Allan Saint-Maximin, Almirón o quizá de que algún centro al área rival impactase con la cabeza de alguno de sus jugadores.
Hace unas horas Bruce habló para The Thelegraph afirmando que este podría ser su último trabajo como entrenador, pues afirma que en este tiempo al cargo del Newcastle solo recibió improperios por parte de los hinchas.
Según el comunicado oficial del club la decisión fue de mutuo acuerdo, pero la mala racha que arrastra el equipo en la presente temporada no da para más. Se encuentran en la decimonovena posición sin aún conocer la victoria junto al Burney y al Norwich, equipos con quienes comparte la zona de descenso.
Por ahora, Graeme Jones será quien ocupe el banco el sábado ante el Crystal Palace. Aún no se sabe a ciencia cierta quién se encargará de darle vida al ostentoso proyecto de sus nuevos dueños. Se habla de nombres como Roberto Martínez o Steven Gerrard, entre otros, pero estos no dejan de ser meras especulaciones.