El Arsenal acabó la temporada 2019-2020 con una sonrisa. De la mano de un recién llegado Mikel Arteta, el conjunto londinense sumó dos títulos (FA Cup y Community Shield) y logró clasificarse a la UEFA Europa League. Un desenlace más que aceptable luego de un comprometedor comienzo de curso que provocó la marcha de Unai Emery, entonces entrenador del equipo. Con un banquillo renovado, los ‘Gunners’, sin caer en lo excepcional, mostraron una notoria mejoría.
Sin embargo, el equipo viene sembrando muchas dudas en el tramo inicial de la vigente temporada. Así como demuestra ser capaz de imponerse con jerarquía en algunos encuentros, llega a firmar actuaciones verdaderamente decepcionantes. A continuación, trataremos de explicar las principales razones de esta irregularidad.
Dependencias en ataque
El Arsenal suele necesitar de ciertos contextos para poder producir en ofensiva. Es un equipo que explota zonas exteriores, valiéndose mucho de transiciones rápidas o de juego directo al espacio. En ambos casos, lo que se busca es quebrar el bloque contrario mediante desmarques de ruptura a espaldas de la última línea. Pero, si el oponente consigue desactivar estos recursos ofensivos del conjunto ‘Gunner’ (defender en bloque bajo suele ser un método apropiado para ello), este comienza a experimentar dificultades para generar peligro. La falta de profundidad se hace presente.
Parte del problema planteado se explica por la falta de un centrocampista creativo capaz de batir líneas y generar ventajas en el último tercio del campo. Es cierto que Dani Ceballos posee un perfil bastante acorde a ello y, en ciertas ocasiones, ha brindado soluciones en este sentido. Sin embargo, el español aún demuestra ser algo irregular. De esta forma, el equipo encuentra limitaciones para elaborar por dentro, dependiendo en demasía del juego exterior.

Dada esta coyuntura, suena irónico pensar que la actual plantilla del Arsenal cuenta con uno de los mejores jugadores creativos que ha tenido el club en los últimos años. Mesut Özil, que supo encandilar a propios y extraños durante sus primeras temporadas en Londres, hoy se encuentra relegado por Arteta. Aunque el alemán está muy lejos de su mejor versión, su exclusión de las listas de la Premier y de la Europa League es excesiva. Conociendo las necesidades del equipo y teniendo en cuenta que es el jugador mejor pago de la plantilla (cobra alrededor de 18 millones de euros anuales según Daily Mail), borrarlo del mapa no es una decisión inteligente.
El bajón de rendimiento de Aubameyang también es un factor importante. El gabonés, capitán y figura de los ‘Gunners’, no ha comenzado bien la temporada, pues demuestra escasa participación e iniciativa. Y, por supuesto, el equipo lo siente. El 14 es una de las principales armas de ruptura de la plantilla, siendo esencial para la práctica del mencionado juego vertical del equipo. Además, pese a estar jugando mayoritariamente por banda, conserva su incidencia de cara al arco. Es decir, la cuota goleadora colectiva depende, en gran medida, de su aporte.
Una defensa insegura
La defensa del equipo, en líneas generales, está por debajo de lo que un histórico como el Arsenal debe aspirar a tener. La llegada de Gabriel ha supuesto una importante mejora, pero hacen falta más nombres de peso para esta zona. Muchas veces, Arteta ha tirado de Tierney o Xhaka como centrales y, aunque esta no sea la posición natural de uno ni del otro, ambos suelen cumplir. El problema es que estas variantes posicionales se dan más por necesidad que por cualquier otra cosa, lo cual prueba la escasez de zagueros de garantías. Saliba es una de las grandes apuestas del club en esta materia, pero Arteta viene llevándolo con calma. El francés, de 19 años, se está fogueando con el equipo sub-23.
La línea defensiva ‘Gunner’ exhibe problemas para controlar los intervalos y gestionar la profundidad (respecto a esto último, puede sufrir mucho las transiciones ataque-defensa si el equipo adelanta el bloque). Por consiguiente, la confianza transmitida suele ser insuficiente. Paralelamente, sí debe destacarse la labor con balón por parte de la defensa. Ya sea para superar por bajo la primera línea de presión rival o lanzar juego directo, ofrece muchas soluciones.

¿Ahora qué?
En este contexto de inestabilidad, la mejor noticia para el Arsenal es que cuenta con un entrenador flexible. Arteta es capaz de amoldarse a las exigencias de rivales de diversos estilos, así como de alternar su pizarra. Su dibujo preferido es el 1-3-4-3, pero en los últimos encuentros ha experimentado con el 1-4-3-3. Sin previa experiencia como técnico al momento de su asunción con el conjunto londinense, el español ha demostrado estar apto para retos importantes. Claro que tiene mucho por trabajar, pero el club debe tenerle paciencia.