«Quiero convertir a los incrédulos en creyentes». Así comenzaba Jürgen Klopp su primera comparecencia ante los medios de comunicación como técnico del Liverpool. Un mensaje claro dirigido a todos miembros del club, los primeros que tenía que meterse en el bolsillo. Porque el alemán es el mejor entrenador que podía haber fichado el Pool. Un técnico rebosante de carisma que siempre ha cogido equipos a la deriva que buscaban un líder al que entregarle el timón.
Su primer contrato fue con un Mainz 05 de segunda alemana, al que después de pocos años metió en Bundesliga y Copa de la UEFA. Más tarde cambió el rojo por el amarillo del Borussia y su Westfalenstadion le puso en el escaparete del fútbol mundial. Llegó a un equipo ramplón de mitad de tabla (el Dortmund había acabado decimotercero en liga en la temporada anterior) que no se encontraba ni en el top 100 del ránking FIFA. Pulió una idea de juego nunca antes vista en la élite con jugadores desconocidos y a golpe de atrevimiento y convicción consiguió ganar dos Bundesligas, una DFB-Pokal y dos Supercopas alemanas al todopoderoso Bayern.
Por esto mismo Klopp es el técnico ideal para los ‘reds’. Porque los de Anfield no ganan una liga desde hace 30 años y la pasada temporada les faltó un punto para conquistarla. Y porque la última Champions en las vitrinas del Liverpool era de 2005 y hace tres meses, en Madrid, se hicieron con su sexta corona.
No obstante, que el alemán haya triunfado por donde ha pasado no ha sido tarea fácil ni rápida. De hecho, cuando llegó a Liverpool, se encontró con jugadores que no eran de su perfil y aun así, se plantó en la final de la Europa League. El siguiente verano fichó a Mané y Wijnaldum y comenzó a diseñar su equipo de autor, un equipo a día de hoy, candidato a ganar todo.

Para Alberto Egea, entrenador de fútbol y analista, «Klopp tiene una idea de fútbol fabulosa, pero sabe que le va a costar un plazo materializarla. Es un entrenador que mejora futbolistas y necesita que todos los estamentos del club remen en una misma dirección». «Un jugador crece en un contexto en el que rinde por encima de sus posibilidades. Por eso Salah, Mané o Henderson no serían lo mismo sin Klopp. Y es que esto ya se ha comprobado antes. Porque cuando ha habido jugadores que han salido de sus equipos han fracasado o se han quedado cortos. Sin ir más lejos, Sahin o Kagawa no han sido los mismos del Borussia», añade.
Al igual que en Dortmund, Klopp es religión en Merseyside. Todo el engranaje funciona, llena el estadio y ningún jugador está por encima de su figura porque todos son lo que son gracias a él. Esa es la manera que tienen técnicos como el alemán o Simeone de construir todo desde abajo, porque una vez que estás en la cima, eres dueño de tus propios jugadores.
«Que entrenadores como Bielsa o Jürgen no hayan entrenado a equipos mejores dice mucho de ellos. Porque piensan: ¿Mi ambición cuál es? ¿Entrenar a los mejores clubes del mundo y ganar títulos o que se me recuerde en los lugares en los que he estado? Y es que lo segundo es mucho más bonito», opina Egea.
La pizarra de Klopp
Tanto en el Borussia Dortmund como en Liverpool la seña de identidad de Klopp ha sido un bloque alto de presión para robar y salir. Ahogar la salida de balón del equipo contrario y matarlo al contragolpe con una rápida transición defensa-ataque. Sin embargo, es un conjunto que tiene otros registros y sabe atacar en posicional, en un dibujo en el que cada fichaje ha sido milimétrico y donde todos tienen un papel fundamental.

Klopp implantó su esquema (1-4-3-3) nada más desembarcar en Merseyside, pero le faltaban piezas para competir en la élite. Tras varias campañas ha conseguido tener a uno de los mejores porteros del mundo, Alisson, que vino para relevar a Mignolet. Alberto Moreno y Clyne, además de la opción Milner de lateral, se quedaban cortos para proyectarse en ataque, posiciones en las que han explotado Robertson y Trent Alexander-Arnold dando 17 y 18 asistencias en las dos últimas temporadas.
«Que entrenadores como Bielsa o Jürgen no hayan entrenado a equipos mejores dice mucho de ellos. Porque piensan: ¿Mi ambición cuál es? ¿Entrenar a los mejores clubes del mundo y ganar títulos o que se me recuerde en los lugares en los que he estado? Y es que lo segundo es mucho más bonito»
Alberto Egea
En la temporada 17-18, año de la eclosión de Salah, el Liverpool necesitaba marcar cuatro goles para ganar un partido en el que encajaba tres. Por esto llegó Virgil Van Dijk. «El holandés es un sistema defensivo por sí solo. Klopp quiso ficharlo en el verano de 2017 pero el Southampton no aceptó la oferta y esperó hasta el mercado de fichajes de invierno para hacerse con sus servicios. Gana todo por arriba, es rapidísimo y tiene un increíble desplazamiento de balón. Que no le regatearan ni una sola vez en toda la temporada pasada dice mucho», indica Egea. «La sensación de orden y seguridad que transmite es brutal. De hecho, Matip es el central que acompaña al holandés y parece mucho mejor gracias a él», añade.
SALIDA DE BALÓN (BURNLEY-LIVERPOOL)
Henderson hacía de pivote en el once titular de Klopp hasta que llegó Fabinho el año pasado. El brasileño es el ‘5’ que sostiene a todo el equipo y a sus lados, Wijnaldum y Henderson, dos box-to-box con un gran recorrido que siempre suman en ataque. «La mejora del juego posicional del Liverpool se ha notado una barbaridad en el último año y medio, porque es imposible hacer 97 puntos en liga si no atacas bien en posicional. Fabinho tardó en entrar, algo normal en estos engranajes tan complicados en los que meter a un nuevo jugador cuesta por muy bueno que sea», apunta Egea.
La delantera de los ‘reds’, además de excelente es autosuficiente. Firmino es la piedra angular del sistema ofensivo, un jugador que se mueve con total libertad y libera espacios para que los aprovechen Salah y Mané. Bobby cae a banda, baja hasta campo propio para dar apoyos en la salida de balón y siempre genera ventajas. Sus características, unidas a la mejora en la finalización de los extremos, son los mimbres de un tridente que ha marcado 172 goles desde que el faraón llegó a Anfield (datos a 15 de septiembre de 2019).
JUGADA DEL 0-2 (BURNLEY-LIVERPOOL)
«Firmino es muy difícil de defender porque obliga constantemente a los centrales a dudar. Al final todo depende del resultado, porque un delantero ya no depende ni de los goles. Klopp tiene una idea preconcebida de juego y al desarrollarla se ha dado cuenta de que aunque el objetivo sea marcar gol, igual no tiene que marcarlo el ‘9’. Confundimos ‘9’ con goleador y eso era antes. Un delantero como Firmino o Benzema no es que tengan carencia de gol, es que su equipo tiene una carencia de juego si ellos no están generando ventajas», afirma Egea.
El Manchester City puso en listón muy alto en la Premier con sus 100 puntos en la 17-18 y a partir de ahí Klopp comenzó a crear un equipo ganador. Desde el inicio de la pasada temporada al alemán le salió todo. El City pinchaba, al Pool le sonreía la fortuna y como decía Ancelotti: «El ganar ayuda a ganar». Sin embargo, la competición se les hizo larga y su poco fondo de armario propició el subcampeonato. Al menos, pudo poner el broche de oro a la temporada con la Champions en Madrid.
«Confundimos ‘9’ con goleador y eso era antes. Un delantero como Firmino o Benzema no es que tengan carencia de gol, es que su equipo tiene una carencia de juego si ellos no están generando ventajas»
Alberto Egea
Porque Klopp ha conseguido que once buenos jugadores sean de lo mejor en su demarcación. Todos creen en su idea, tienen agresividad para presionar y robar y hambre de conseguir títulos. Además, sin prisas y con una buena dinámica para hacerlo, solo ha sido cuestión de tiempo que alcanzara el éxito.
Para Alberto Egea, «Klopp es uno de los mejores entrenadores de las últimas décadas». «El fútbol es pelota, espacio y tiempo, y su evolución viene de la mejora de todas estas partes. Por eso pienso que Guardiola ha cambiado el fútbol. Pero lo ha cambiado de la mano de Klopp, porque su juego con el balón, su intensidad y su manera agresiva de presionar ha sido el espejo en el que muchos otros equipos han querido reflejarse», concluye el analista.