Al sureste de Inglaterra, dentro de una de las ciudades más turísticas de la región, entre el fish and chips y la cerveza caliente; se encuentra el The Amex Stadium, la casa del Brighton. En él, un grupo de gaviotas resisten dentro de la aristocracia inglesa. Al frente de esta bandada está Lewis Dunk, capitán y referente del club costero, siendo la máxima expresión de la transformación que ha sufrido el equipo durante este último año con Graham Potter.
Pero comencemos por el inicio. El central internacional con los ‘Three Lions’ nació y creció en la localidad donde ahora es ídolo. Antes de que Isabel II juntase las poblaciones de Brighton y Hove, ya corría por las calles de la metrópoli. Su infancia y adolescencia las pasó formándose en las categorías inferiores de los Seagulls, cuando la entidad navegaba en los mares de Championship y League One.
Un año más tarde de que Tony Bloom adquiriese el Brighton, firmó su primer contrato profesional con el club de sus amores. Tan solo tenía 18 años. Sus primeros años fueron una montaña rusa, una temporada jugaba 36 encuentros y a la siguiente se quedaba fuera en la gran mayoría. En medio de estas idas y venidas, en 2013 estuvo un mes cedido en el Bristol City. Los ‘Robins’ tuvieron una plaga de lesiones en la zaga y Dunk no había disputado un partido en los tres meses de competición. Todo parecía casar a la perfección. Sin embargo, un mes más tarde estaba de nuevo a las puertas del Amex Stadium.
Durante el verano de 2014, Lewis Dunk firmó una renovación con el club de su corazón y durante este año se afianzó dentro del once titular. A partir de ese momento, su rendimiento solo ha ido creciendo constantemente. Con Chris Hughton ya a los mandos del proyecto, entraron a unos play-offs donde cayeron contra el Sheffield Wednesday (donde Dunk marcó) y al año siguiente ascendieron a la máxima categoría del fútbol inglés, 34 años después. Tras ello, 100.000 aficionados se reunieron en el paseo marítimo de la ciudad para celebrar el ascenso. El joven central había hecho historia con el equipo y ya era una figura de culto entre la afición.
En sus primeras temporadas entre la élite del fútbol británico su nivel continuó siendo excepcional. Tanto este, que logró debutar con la selección de Inglaterra tras la baja de Tarkowski en el otoño de 2018. En un enfrentamiento amistoso contra Estados Unidos se produjo su primer y único partido con los ‘Three Lions’ hasta la fecha. No obstante, todo apunta a que será una pieza clave para Gareth Southgate para los próximos grandes torneos.

Desde que debutó, siempre ha sido un referente dentro y fuera del terreno de juego para los ‘Seagulls’. Pero este año ese impacto desde el verde ha sido mucho mayor. Con la llegada de Graham Potter a los mandos del Brighton, Lewis Dunk ha pasado a ser el futbolista clave del equipo en salida de balón. Cuando Chris Hughton era el estratega que manejaba la entidad, el fútbol que practicaban por la costa sur era el puro estilo ‘British’. Un plan reactivo, para matar al rival con espacios a las espaldas. Ahí, el canterano brillaba en la defensa de área. Su poderoso juego aéreo, acompañado de su estatura (1’92m) le hacían ser dueño y señor del área. Asimismo, su plasticidad le permitía tapar muchos disparos certeros desde la corona del área. Era un central que podría haber jugado hace 20 o 30 años sin problema alguno.
Pero en el fútbol, como en la vida, las cosas cambian muy rápido y hay que saber adaptarse. Esta temporada con Graham Potter, el equipo ha comenzado a jugar de manera más propositiva, asumiendo más riesgos, y ahí ha seguido brillando. No muchos podían imaginar que el canterano iba a lograr un rendimiento tan superlativo viviendo lejos de su zona de confort, el área. Asimismo, mostrando unas dotes con el balón controlado propias de un central tocado por la varita de Pep Guardiola. Una evolución sorprendente para alguien que a sus 28 años tiene que cambiar radicalmente su manera de entender este deporte.
Sin ir más lejos, con Chris Hughton promediaba 34,3 pases por partido, de los cuales 4,5 eran envíos en largo. Mientras que, en la campaña actual completa 58,4 y tan solo 5,2 son de una gran longitud. Lo que muestra que, más allá de haber tomado la responsabilidad de la salida de balón desde atrás, en pocas ocasiones manda un esférico directo a los delanteros. No le tiembla el pulso a la hora de recibir presiones altas y seguir con el balón controlado.
Más allá de lo que hace con balón, las zonas que ocupa han sufrido grandes alteraciones. En la campaña pasada, ocupaba un espacio mucho más reducido y limitado a las proximidades de la zona de peligro propia. Por el contrario, ahora tiene que abarcar mucho más campo cayendo a banda si el lateral adelanta su posición. Además de tener que jugar en muchas ocasiones con la defensa adelantada, hasta la altura del centro del campo.
Defensivamente sigue siendo un seguro de vida, pero ahora en fase ofensiva ha comenzado a despuntar y a mostrar sus grandes cualidades. Asimismo, a balón parado suma puntos en área contraria. Este año ya son tres los goles que ha anotado.
Adaptarse a un rol principal en un equipo que busca proponer un juego ofensivo es una tarea complicada. Pero Lewis Dunk ha mostrado que está preparado para cualquier reto que se le proponga. El fútbol evoluciona a pasos agigantados y, o te adaptas o acabas quedándote por el camino. Hace tres años que aterrizó en la Premier y, tal vez, esté listo para dar un paso adelante en su carrera. Pero, por el momento, es una gaviota sin miedo a las fuertes tempestades.