Año 2010, el hit de Shakira Waka Waka sonaba en casi todas las radios del globo y el debate futbolístico se enmarcaba en una lucha entre Pep Guardiola y José Mourinho (los dos últimos campeones de Champions para ese momento). A su vez, todos los ojos del mundo estarían fijados en el Mundial de Sudáfrica, donde la España de Del Bosque alzaría su primera Copa del Mundo. Entre todo ese ruido, un modesto (pero atractivo) equipo que vestía de naranja llegaría a la Premier League ese mismo año.
Primeros pasos
Modesto pero histórico. El 26 de julio de 1887, tras la fusión de un grupo de jugadores del St. John Football Club, nacería el Blackpool Football Club. Este equipo fue uno de los fundadores de la Liga Lancashire, que se inauguró para la 1889-1990, temporada donde terminarían en la quinta posición de trece. Sin embargo, en las siguientes tres campañas fueron subcampeones (consecutivamente) de la competición.
El primer título de mayores llegaría en la campaña 1893-1894 con la consecución de la Liga de Lancashire, pero la alegría no duraría mucho, pues en el siguiente año terminarían segundos, siendo incapaces de mantenerse en la cima de la competición los años venideros. Así se afrontó la decisión de convertirse en una sociedad de responsabilidad limitada para pertenecer a la Football League.
En 1896, después de haber sido aceptado en la Football League, el equipo comenzó a jugar en la Segunda División con un debut que los dejaría en la octava posición de liga, la mejor marca en sus primeros años en la competición. Las cosas no marchaban bien desde lo económico, y se vieron obligados a fusionarse con su rival local (South Shore FC) para que ambos pudieran prevalecer. En 1900, los miembros de su comité nombraron a Tom Barcroft como secretario temporal del club, quien terminó quedándose más de treinta años, trayendo la estabilidad que necesitaban.
A principios del siglo XX el club no despegaba, no había forma de pensar en el ascenso, sumándole la creciente presión de la ciudad sobre el equipo, poniendo como «fecha límite» el ascenso para 1930. Efectiva o no, el Blackpool tuvo éxito, se proclamó campeón de la Segunda División y de esta manera podría debutar en la Primera División del fútbol inglés. Su paso por la élite fue breve, debido a que en la 1932-1933 el club no pudo evitar el descenso tras terminar último, pero regresarían para la 1937-1938.
De la cima al abismo
La Segunda Guerra Mundial no sería una mala noticia para el club. Además de ganar la Copa de Lancashire y disputar dos finales de la Copa de la Guerra, el Blackpool dio un salto en el ámbito económico. Las Fuerzas Armadas británicas pidieron utilizar el estadio del club (Bloomfield Road) y la Oficina de Guerra pagó alquileres que llenaron las arcas de los ‘Seasiders’. Con esta inyección de capital, el club se permitió realizar grandes fichajes después de la guerra.
Finalizando los 40 lograron llegar por primera vez a la final de la FA Cup, la cual jugarían contra el Manchester United (derrota 4-2), pero eso sería poco en comparación a como transcurrieron los 50. En 1951 terminó en la tercera posición de la liga y llegó (nuevamente) a la final de la FA Cup que perdería 2-0 contra el Newcastle, sin embargo dos años después el equipo ganaría su primera copa, un loco 4-3 en Wembley contra el Bolton.
Las buenas noticias para esta ciudad costera del norte no se detendrían. En 1955 el club terminó subcampeón de liga por detrás del Manchester United, siguiendo con años de tranquilidad en la parte media de la tabla. Pero todo llega a un fin. A principios de la década de los 60 recibieron un aviso: en 1960-1961 los ‘Seasiders’ solo lograron ganar uno de los primeros trece partidos, dejando muy viva la idea del descenso, y aunque ese año se salvarían, seis temporadas después club descendería a segunda.
Los 70 y 80 fueron años muy grises en el norte. En la 1972-1973 ocuparon el séptimo lugar en liga, donde empezaría una mala racha. Para la siguiente temporada nombraron a Harry Potts como nuevo entrenador del equipo, pero no se consiguieron buenos resultados, encomendándose a Allan Brows como sustituto. La situación fue tal que en la 1977-1978 el equipo descendería a Tercera División y dos años después a Cuarta División.

El club fue uno de los miembros fundadores de la Segunda División tras la creación de la Premier League en la temporada 1992-1993 y aunque coqueteó en varias ocasiones con el descenso, bajo las ordenes de Nigel Worthington terminarían descendiendo a la Tercera División, en la que permanecieron hasta el año 2004, con su ascenso.
Nuevo siglo
En la temporada 2006-2007 el equipo consiguió ocupar el tercer puesto de la liga y clasificar a los play-offs de ascenso, los cuales ganaron y de esa manera lograron la promoción a Championship. Al final de la temporada 2009-2010 el equipo acabó sexto, lo que le permitía disputar los play-offs para el ascenso a la Premier. Después de derrotar a Nottingham Forest y Cardiff City, el Blackpool FC consiguió el ascenso a la máxima categoría del fútbol inglés.
Arrollador. Así se podría definir el primer partido de los ‘Tangerines’ en la Premier League: una goleada 0-4 frente al Wigan, dando la sensación de que pelearían por quedarse en la élite del fútbol inglés por muchos años. Un inicio más que aceptable, siete puntos de doce posible en las primeras cuatro jornadas, pero aquel alucinante inicio se iría desvaneciendo, llevándolos al trágico destino del descenso.
Aquí la situación: empezaba la segunda vuelta, jornada 20 con 31 puntos, al Blackpool solo lo separaban dos puntos de los puestos que dan billete a competiciones europeas. Era el sueño de todo ‘underdog’, un mensaje contundente representado en una cómoda plaza en la clasificación que hacía pensar a hinchas de todos los equipos y expertos de la liga: «estos han venido para quedarse bastante tiempo». Argumentos había de sobra, no solo un sorprendente equipo liderado por Charlie Adam, desde lo matemático había material para soñar: cuando estaban ubicados en la sexta posición estaban más cerca del líder Manchester United (10 puntos) que del equipo que marcaba la salvación, que era Fulham con 19 puntos (12 de diferencia respecto a nuestros protagonistas).

¿Cómo es posible que el equipo del que todos hablaban y con aspiraciones europeas cayese tan estrepitosamente? Es, hasta el momento, una pregunta imposible de responder. Incógnitas que todavía rondan la cabeza del que fuera héroe del equipo desde la banda, Ian Holloway, quien vio cómo su equipo bien confeccionado caía en lo más profundo de la tabla jornada a jornada. El equipo que llegó a ser revelación durante esa temporada solo fue capaz de conseguir ocho puntos de 51 posibles. Números que, por donde se miren, son dignos de un equipo cuyo descenso parecía inevitable. El colchón de puntos acumulados de la primera vuelta en liga fue insuficiente, en esos momentos en los que el fútbol es contrario a cualquier lógica.
La vida es caprichosa a la hora de escribir el guión de las cosas. En la última jornada, el Blackpool se enfrentaba a los campeones de esa temporada (Manchester United) en Old Trafford, quienes serían jueces de la posible salvación de un equipo que se aferraba al milagro de ganar en el Teatro de los sueños. No solo bastaba con derrotar a los ‘Red Devils’, los ‘Seasiders’ necesitaban que Wolverhampton y Birmingham City no ganaran sus respectivos partidos.
Todos los resultados se estaban dando tras 57 minutos en todos los estadios, los rivales en la clasificación de los ‘Tangerines’ estaban perdiendo, mientras que ellos, por el contrario, se encontraban ganando en Manchester 1-2. Pero los campeones, bien por un acto de orgullo para finalizar la campaña de forma óptima o por el bajón físico de los visitantes, le darían vuelta con un resultado final de 4-2. De esta manera descendió el Blackpool a Championship, a un solo punto de la salvación.

La campaña siguiente en Championship sería ilusionante, a pesar del trago amargo del año anterior. La quinta plaza fue su lugar en la tabla de posiciones al finalizar la temporada regular, teniendo la posibilidad de pelear en los play-off el boleto de regreso a la competición de honor del fútbol inglés. Su primera piedra en el camino sería su compañero de descenso en 2011, el Birmingham City: La ida en Bloomfield Road sería un asedio por parte de los locales, quienes no darían tregua con la clara intención de cerrar la eliminatoria lo más pronto posible y garantizar su boleto a Wembley. Aunque las ocasiones generadas no serían acordes al resultado final (1-0), ya marchaban como favoritos para la vuelta.
St Andrew’s fue testigo de lo que parecía la resurrección (definitiva) del equipo que no se cansó de escalar divisiones en el pasado y quería una segunda oportunidad en la Premier. Es cierto que el partido fue cruel para los ‘Blues’, debido a que los goles de la visita llegarían en los momentos más dolorosos cuando se plantea un partido (más aún si es el encuentro de vuelta de la fecha más importante de la temporada): Dobbie en el 45′ y Phillips en el 48′ dejarían un resultado parcial de 0-3, que sería maquillado por dos goles del Birmingham.
Wembley sería juez de quién merecería regresar a la élite, el colista en Premier de la temporada anterior y tercero esa campaña, el West Ham, o el decimonoveno del curso anterior (Blackpool). Cole adelantaba a los de Londres en el primer tiempo, pero, como si de un Déjà vu se tratara, Ince empataría el encuentro en el comienzo de la segunda parte (se les daba bien a los naranjas anotar por esos minutos). Tras ese gol el partido se desarrollaría como una partida de ajedrez: no exento de emociones, el juego fue muy pensado hasta los minutos finales. Corría el minuto 86 y ambos, con las evidentes ganas de seguir soñando, ya pensaban el prórroga.
Parecía inevitable, se guardaban cambios para el alargue que se veía ya en el horizonte, o eso daba la impresión. Pero en ese minuto 86 la historia de ambos clubes cambió para siempre. Una pelota larga expulsada desde el área del West Ham (que aún no se sabe si fue un despeje o un pase), fue controlada por su capitán Nolan desde la banda, haciendo un centro rastrero que, tras un par de rebotes y un mal despeje, sería empujado a puerta vacía por Vaz Te. Los ‘Hammers’ eran de Premier, el Blackpool estaba condenado a seguir en la división de plata.

Vuelta al abismo
La temporada siguiente fue calmada, un decimoquinto puesto en Championship. Es cierto que, la que le siguió, la 2013-2014, coquetearon con el descenso a League 1, tras finalizar en la 20ª posición a dos puntos del equipo que marcaba la delgada zona entre la élite del fútbol inglés y la tierra de nadie. Sin embargo, tras su tercer año en la Championship descenderían a tercera división, pero no sin antes demostrar que, desde la directiva, todo sería un caos.
Empieza la temporada 2014-2015, luego del Mundial de Brasil los ánimos en la mayoría de los aficionados estaban por las nubes, ya que deseaban ver a sus amados equipos pisar otra vez sus respectivos hogares. Pero en toda fiesta hay un amargado, y, en esta situación, sería en particular la familia Oyston, quienes se encargarían de empezar a apagar la llama de un sentimiento llamado Blackpool. Es verdad que con ellos ascendieron, pero con ellos también tocarían fondo (en muchos aspectos que se desarrollaran)
En esa temporada (14-15), en pleno verano, se tomó la decisión desde la directiva del club (por voces de gente más arriba de ellos) en ser más austeros y reducir costos lo máximo que se pudiera, ya que era insostenible (alegan ellos) los costes de sus jugadores. Tras echar a 27 jugadores que contaban en plantilla, empezaron la pretemporada con muchos de las divisiones inferiores y jugadores a prueba durante una época que se utiliza para tomar una imagen clara del club frente a la temporada.
Fue la crónica de una muerte anunciada, que un equipo no fuera capaz de formar un plantel profesional en condiciones solo sería muestra del fracaso deportivo al que estaban destinados, con 26 puntos y en la última casilla, la League One era una realidad para un institución que tres años atrás tocaban Rock and Roll en la Premier League. Todo se ponía de negro para los jugadores, los fans y los dueños, aunque estos últimos fueron los responsables (según los fanáticos) de la hecatombe deportiva.

Su estreno en League One fue catastrófico, descendería a League Two al finalizar la temporada 2015-2016. Sin embargo, el año siguiente y entrando por la cola de puestos de play-offs, regresarían a League One, pero eso, a pesar de que en cualquier equipo se consideraría un éxito deportivo, en este caso sería la excepción. La razón, mencionada anteriormente, fueron los Oyston (padre e hijo), quiénes con sus malos manejos y apatía hacia el club, provocaron una guerra civil contra la afición.
Y es que las reiteradas faltas de respeto hacía ellos por parte de los dueños fueron repetidas en el tiempo, principalmente por Karl Oyston (el hijo), que tiene en su expediente hechos como la vez que llamó «subnormal» a un fan (en su propio estadio), o cuando en su matricula de coche se puso «OY51 OUT», haciendo una burla a todos aquellos que exigían la venta del club para que el Blackpool retomara el rumbo. También demandó a un aficionado por publicar un post en Facebook criticando el manejo de la familia (demanda que ganaría), obligándolo a pagar 20.000 libras (que serían recaudadas con la colaboración de varias aficiones)…
Un soplo de esperanza
La mejor noticia de la 2017-2018 no fue el regreso a tercera división o tener una campaña tranquila en mitad de tabla, fue tras muchas presiones de esos que jornada y jornada iban (o dejaron de ir) al estadio cada que el equipo jugaba de local: los Oyston ponían el Blackpool a la venta. Pero del dicho al hecho hay un trecho, y los aficionados no se librarían de los dueños hasta principios de 2019, cuando el tribunal supremo de Reino Unido los obligó a vender el club.

Y se marcharon, llegó un nuevo dueño (Simon Sadler), los asientos de Bloomfield Road fueron volviendo a llenarse poco a poco, así hasta el presente. «Desde el cambio de dueño hay otro ambiente en lo que es la comunidad mandarina. Literalmente los aficionados salvaron al club, creo que eso fue un punto de inflexión donde ahora todo puede mejorar», afirma el administrador de la página de Blackpool Argentina. Todavía en League One y en una temporada 2019-2020 donde se encuentran en los puestos de mitad de tabla, el optimismo reina entre los hinchas: «Tenemos esperanza, por lo menos hasta el inicio de la pandemia. Se siente que en cualquier momento podemos conseguir un buen envión y lograr el ascenso, cosa que no se percibía antes». Ahora se ven distintos destellos, ahora uno dice «esta temporada o la siguiente puede ser la definitiva», añade.
Dos Mundiales y casi una década después los ‘Tangerines’ buscarán lograr de nuevo aquel hito que parece lejano, pero siempre fiel a su estilo, rompiendo cualquier barrera que les ponga el fútbol en su camino.