Dominic Calvert-Lewin no tiene miedo a volar, de hecho, se siente más cómodo en el aire que en ningún otro sitio. El espigado centrodelantero del Everton, con siete goles en cinco jornadas, está siendo una de las sensaciones en este inicio de Premier League. Un atacante que a priori puede parecer torpe y desgarbado, pero que sorprende a todos con su juego de pies y efectividad de cara a puerta. ¿Su mayor virtud? El cabeceo. Pocos defensores pueden lidiar con él cuando sus pies se despegan del suelo.
Trayectoria
Nacido en Sheffield en 1997, Dominic Calvert-Lewin (DCL) ingresó joven en la academia del Sheffield United. Tras varias temporadas en categorías inferiores debutó con el primer equipo de los ‘Blades’ en 2015, pero no acabó convenciendo a su técnico y los de Bramall Lane buscaron una cesión para el delantero. El de Yorkshire hizo las maletas rumbo a Northampton, donde logró el título de League Two en la 15-16.
Cuando en la siguiente temporada DCL volvió a casa, Chris Wilder acababa de tomar las riendas del Sheffield United en League One. Billy Sharp, toda una leyenda en el equipo, era inamovible en la punta y nadie le garantizaba minutos al joven delantero. Entonces apareció una oferta del Everton, una buena oportunidad de foguearse en su filial y poder dar el salto en un futuro a la Premier League.
Comenzó la campaña 16-17 con cuatro goles en la Premier sub-21 y pronto, Ronald Koeman se percató de la valía del jugador. Calvert-Lewin se estrenó marcando esa temporada en un rol de delantero suplente de Romelu Lukaku, una buena opción como hombre boya arriba pero muy joven y verde para la élite. El belga se fue el siguiente verano al Manchester United, Tosun, su recambio, nunca acabó de rendir y Koeman fue cesado con un Everton en descenso. El equipo acabó la temporada pegando balonazos con Allardyce, pero con DCL en punta.

Con la llegada de Marco Silva el delantero inglés se postuló como titular en un 1-4-2-3-1, pero, eclipsado por un fantástico Richarlison, solo pudo ver puerta en ocho ocasiones en la 19-20. La temporada pasada fue de locos en Goodison Park: sobrevolaban antiguos fantasmas y llegó Carlo Ancelotti para ahuyentarlos. 1-4-4-2 con ‘Richi’ y DCL arriba. 15 goles en todas competiciones para el inglés.
Su momento de forma
Hablábamos antes de que Calvert-Lewin es uno de los hombres de moda en Premier League. Lidera, junto a Heung-Min Son, la tabla de goleadores con siete dianas en cinco encuentros, pero es que en Carabao Cup lleva tres en dos. 10 goles en siete partidos, dos hat-tricks. El Everton líder en Premier y pleno en la copa, siete victorias y un solo empate.
Dominic Calvert-Lewin vuela alto como Ícaro. Como si de muelles se trataran, sus piernas lo impulsan con más fuerza que nadie. Salta, se suspende en el aire y cabecea a gol. «Malencarado y pícaro, como Lázaro» continuaría la canción de Natos y Waor, frase que describiría en parte al delantero inglés. Porque no hay evidencias de que sea mal chico, pero pícaro es un rato. Siempre oliendo sangre, siempre bien posicionado para romper la red. De los 10 goles que ha marcado en esta temporada cuatro han sido de cabeza y tres en el área pequeña.

Si el Everton ya era peligroso a balón parado con la llegada de James Rodríguez lo es aún más. El cafetero tiene un guante en su pie izquierdo que cuelga balones perfectos para que las torres ‘Toffees’ (Keane, Mina o DCL) los manden a guardar. De hecho, nueve de los 14 goles en liga han llegado en centros al área.
Carlo Ancelotti dijo hace unas semanas que con un lanzador como James, Richarlison y Dominic Calvert-Lewin tendrían que marcar más de 20 goles cada uno esta temporada. Una cota difícil de alcanzar, pero no imposible teniendo en cuanta el magnífico inicio del Everton y la calidad de sus jugadores.
Puede parecer que DCL es un simple rematador, pero lo cierto es que se ha convertido en un delantero más completo de lo que muchos hubiéramos imaginado. Un futbolista con un depurado juego de espaldas a la hora de descargar balones y dar de cara a la segunda línea de ataque. Una alternativa perfecta si el juego asociativo de Ancelotti no surte efecto. Carletto, al igual que hizo Dédalo con Ícaro, ha dado alas a Calvert-Lewin. Solo desea que su chico siga volando y no se caiga nunca.