No es un secreto que la Premier League es una de las competiciones más prestigiosas del mundo del fútbol. Producto de su altísimo nivel de juego, competitividad, ingresos y fidelidad de sus aficiones, la división de oro inglesa es un ejemplo a seguir en el balompié actual. Pero la Premier no sería lo que es hoy, tal y como la conocemos, de no ser por la figura de David Dein.
Arribo al Arsenal
Nuestro protagonista, nacido en Londres en 1943, irrumpió en escena en 1983. Aquel año, decidió desembolsar 292.000 libras para hacerse con el 16,6 % del Arsenal. Tras concretar su compra, Dein no solo se convirtió en uno de los grandes accionistas del club, sino que, además, fue nombrado como su vicepresidente. Cabe resaltar que, por aquel entonces, el conjunto ‘Gunner’ no atravesaba su mejor momento. Aunque era un habitual en los puestos altos de la tabla, hacía más de una década que no conseguía hacerse con la First Division (predecesora de la Premier). Seguía siendo un gigante, pero necesitaba despertar.
A partir de 1985, el panorama del fútbol inglés se tornaría cada vez más complejo. El 29 de mayo del mismo año, tuvo lugar un terrible suceso que golpearía fuertemente al balompié británico: la Tragedia de Heysel. Durante la final de la Copa de Europa, disputada entre Liverpool y Juventus en el Estadio de Heysel, Bruselas, los aficionados más radicales del conjunto ‘Red’ provocaron una avalancha que acabó con la vida de 39 personas y dejó 600 heridos. Tras el catastrófico incidente, la UEFA decidió excluir a los equipos ingleses de competiciones europeas por los siguientes cinco años.
El castigo del ente rector del fútbol europeo afectó profundamente a la First Division. Los ingresos de los equipos se redujeron de forma considerable, lo cual produjo la marcha de muchos jugadores a otras ligas. Las pérdidas económicas se tradujeron, por lo tanto, en una decadencia a nivel competitivo. Mientras tanto, los aficionados más extremistas de los clubes (conocidos como ‘hooligans’) sembraban el caos dentro y fuera de los campos. El 15 de abril de 1989, el balompié británico sería víctima de otra catástrofe: la Tragedia de Hillsborough. Durante un partido entre Liverpool y Nottingham Forest por las semifinales de la FA Cup, llevado a cabo en el estadio del Sheffield Wednesday, una nueva avalancha causó la muerte de 96 partidarios ‘Reds’ y dejó un saldo de 766 heridos.

El nacimiento de la Premier League
Frente a este panorama, no cabía duda que el fútbol inglés necesitaba reestructurarse. En una conferencia llevada a cabo en la Confederación Brasileña de Fútbol, el mismo Dein declaró que Manchester United, Liverpool, Everton, Tottenham y Arsenal habían llegado a un acuerdo para crear una nueva competición que sustituyera a la First Division. El principal móvil era desligarse de la Football League, asociación que administraba las primeras cuatro divisiones del balompié local. Pero, para poder concretar el plan, habría que convencer a los 17 equipos restantes de primera división de que este cambio sustancial supondría un beneficio para todos.
Y aquí fue donde nuestro protagonista desempeñó un papel diferencial. Romper relaciones con la Football League implicaba la venta de los derechos televisivos a una nueva cadena, por lo cual, el principal problema a resolver era la nueva distribución de los ingresos entre los clubes. Dein propuso, entonces, dividir las cantidades en dos mitades. La primera se repartiría de forma equitativa entre todos los equipos, sin tomar en cuenta el rendimiento deportivo. La segunda, por su parte, se dividiría de acuerdo a los logros y reputación. El proyecto de Dein contó con el visto bueno de todos los clubes, por lo cual, el nacimiento del nuevo torneo estaba cada vez más cerca.

Tras vender los derechos televisivos del campeonato a la cadena Sky por un monto cercano a los 190 millones de libras, los equipos de la First Division firmaron un acuerdo para la creación de la Football Association Premier League el 17 de julio de 1991. El nuevo certamen, que dio inicio el 15 de agosto del año siguiente, se convertiría, con el paso de los años, en una de las competiciones de mayor jerarquía a nivel global. Algo que no hubiera sido posible sin la habilidad negociadora de David Dein, quien, actualmente, se desempeña como embajador del propio campeonato y de la Football Association.
Dein es, sin lugar a dudas, el principal impulsor de la Premier League, pero no fue este su único gran aporte al planeta fútbol. El londinense es, además, uno de los grandes artífices del éxito del Arsenal durante fines de los 90 y principios de los 2000. En 1996, tras el despido de Bruce Rioch (hasta entonces entrenador del club), los ‘Gunners’ se encontraban buscando un nuevo estratega. Dein puso sus ojos en un entrenador francés que dirigía al Nagoya Grampus japonés, y consiguió llevarlo a Londres. Su nombre era Arsène Wenger. El resto es historia.