Un mal lote de cerezas

Definitivamente no es la temporada de los ‘Cherries’. Si bien no es producto de algo pasajero, aún están a tiempo de salvar lo que han cosechado desde su desembarco en la Premier League antes de que sea tarde, muy tarde…

Mantenerse en la élite no es una tarea fácil, más si eres un equipo pequeño y no encumbrado económicamente. Necesitas superarte y dar batalla constantemente. Que se lo digan al Bournemouth si no. Hasta la temporada 12-13 los ‘Cherries’ aún estaban en League One, año en el que ascendieron a Championship. Esa campaña vio al Bournemouth terminar en la segunda posición, un punto por detrás del Doncaster Rovers y dejando rezagado a un equipo histórico como el Sheffield United. Un año después, ya en Championship, el conjunto de la costa sur haría un curso aceptable, con una décima posición en la que comenzaría a cocinarse el ascenso de la 14-15. Dicha temporada coronó unos meses de ensueño, con los ‘Cherries’ proclamándose campeones (un punto por encima de Watford y cuatro por encima de Norwich) y con un billete guardado en el bolsillo para participar por primera vez en la Premier League.

«La consistencia es clave», dicen, y la clave de esa consistencia pasa, en gran parte, por el estado de forma y el rol que cumplen las piezas del equipo. En esto último tiene mucho que ver la base, la columna vertebral que da solidez al conjunto. Porque Eddie Howe ha sabido crear un contexto ideal con recursos limitados y mantenerlo durante cuatro temporadas en la élite del fútbol inglés. Sin embargo, los cimientos han comenzado a erosionarse esta temporada y la casa que tanto tiempo tardó en construir amenaza con venirse abajo. El equipo lleva coqueteando con el descenso desde que arrancó la campaña y todo deja entrever que la pesadilla acaba de comenzar. ¿Por qué este pronóstico tan pesimista? El equipo no entra en una dinámica positiva, está a tan solo dos puntos del descenso y tiene un calendario muy complicado de cara al final del torneo, sobre todo de visitante. Este problema en el que andan metidos los ‘Cherries’ tiene varias aristas, todas ellas con razones suficientes para explicar su mal momento.

Las lesiones han mermado al equipo durante todo el 2019, perdiendo a varios jugadores importantes en el proceso. Los casos más destacados son los de Charlie Daniels y David Brooks. Estos problemas físicos son un punto de inflexión porque devienen en una falta de un once titular claro, sobre todo si tus piezas claves se lesionan y quienes las suplen también. Actualmente, el Bournemouth cuenta con ocho lesionados y ha sufrido 52 lesiones en 2019. Algo realmente alarmante teniendo en cuenta que no han disputado competencias europeas y no han conseguido grandes progresos en las copas domésticas.

Lerma recibió tarjeta roja en el enfrentamiento contra el Villa. AFC BOURNEMOUTH

Fichajes desacertados. Tener opciones en ataque es algo que no se le ha dado particularmente bien al Bournemouth. Jordon Ibe, Jermaine Defoe y Dominic Solanke son algunas de las piezas que el equipo tenía y tiene en plantilla para sustituir eventualmente a su goleador Callum Wilson, pero no han dado el rendimiento esperado. Solanke marcó su primer gol ante el Luton Town en la tercera ronda de la FA Cup (de la cual ya están eliminados tras caer ante el Arsenal), Defoe quedará libre en verano y seguirá su carrera en el Rangers de Escocia (donde ha estado cedido el último año y medio) y de Jordon Ibe no hay prácticamente rastro (estuvo a punto de marcharse cedido al Celtic escocés en el ‘Deadline Day’). Si Callum Wilson se lesiona o tiene una mala racha, lo cual ha pasado ya, al Bournemouth se le acaban las opciones de marcar goles.

El negocio del Bournemouth siempre fue a largo plazo una vez probada la fórmula para mantenerse en la Premier League. Esto se vio reflejado en la contratación de jugadores jóvenes, sobre todo de categorías menores, que combinen el tándem juventud-personalidad. David Brooks, Lewis Cook, Chris Mepham, Phillip Billing o Jefferson Lerma son algunos de los ejemplos. Si decimos que la sabia nueva del equipo aún no se ha adaptado del todo es porque guarda una estrecha relación con las lesiones (sufridas en algunos casos) y el estado de forma actual del equipo, que nunca estuvo tan comprometido como lo está esta temporada. Aquí es donde los jugadores experimentados tienen que cumplir su parte como voz de la razón. Algo que Howe ha pedido varias veces.

Jugadores clave fuera de forma. Los principales protagonistas de la temporada pasada (Wilson, Fraser y King) están siendo una sombra de lo que fueron el curso pasado. Esto le resta peso específico al equipo y más aún teniendo en cuenta de que no hay nadie que los supla. Junior Stanislas ha atravesado varias lesiones y el hecho de que David Brooks haya sido descartado para toda la temporada también afecta al juego vertiginoso que trata de proponer siempre Howe. Ahora, el equipo tiene que adaptarse a los actores de turno y eso implica un cambio sustancial. Aunque hay que destacar el rendimiento de Harry Wilson, extremo cedido por el Liverpool.

Restan 13 jornadas para finalizar la temporada. El Bournemouth viene de conseguir victorias de peso ante el Brighton y el Villa (rivales directos en la lucha por no descender), pero le espera un duro ‘fixture’ de aquí al final. Con visitas de riesgo a Anfield, Bramall Lane, Turf Moor, Molineaux Stadium, Old Trafford, Etihad Stadium y Goodison Park; además de recibir a Chelsea, Tottenham y Leicester; por ejemplo, todo estará cuesta arriba para el equipo de la costa sur. Rivales como West Ham no tendrán un calendario exento de complicaciones, pero si hay algo que es seguro es que el descenso implicaría una catástrofe para los ‘Cherries’ (un 80% de sus fondos están garantizados por contratos televisivos). ¿Podrán Howe y sus jugadores salvar la temporada y resembrar su estadía en la Premier League o la fruta cosechada será amarga y terminará de la peor manera?

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