Nayim: «En Inglaterra se vive el fútbol con una intensidad increíble, un ‘tackle’ vuelve a la gente loca»

Entrevista realizada por Bernardo Mayayo y Alberto Arilla.

Mohamed Alí Amar, futbolísticamente conocido como Nayim, (Ceuta, 1966) siempre estará en la retina de los aficionados al fútbol por aquel gol a Seaman en 1995. Una obra de arte que hizo arder París, Zaragoza y parte del norte de Londres. Un gol desde casi 50 metros que le cambió la vida: «Ese gol me perseguirá cada día. Desde ese momento todo cambió para bie. Tras debutar en el FC Barcelona, en 1988 emigró a Inglaterra con el respaldo de uno de sus grandes valedores: Terry Venables. Su fichaje por el Tottenham le convirtió en el primer futbolista español en llegar a la, por aquel entonces, First Division inglesa. No solo eso, sino que también fue el primer musulmán en emigrar a esa liga.

Nayim es un jugador muy querido por los ‘Spurs’ desde entonces, especialmente por sus brillantes actuaciones en el derbi del norte de Londres frente al Arsenal. Y, para más inri, llegó ese gol con el Real Zaragoza en la final de la Recopa. Un hecho que todavía recuerdan, siempre que tienen ocasión, a la hinchada ‘Gunner’. «Es una sensación increíble. Fui un afortunado por poder hacer felices a dos aficiones». En sus cinco años en White Hart Lane (1988-1993) ganó una FA Cup (1991), la última que ha conseguido el Tottenham hasta la fecha, y vivió el cambio más importante de la historia del fútbol inglés: la llegada de la Premier League.

Pregunta. Cuando era muy joven deja Ceuta para entrar en la cantera del Barcelona y unos años después cambia la ciudad condal por Londres. ¿Cómo marcaron su vida estos cambios?

Respuesta. Fueron diferentes. Cuando me fui a Barcelona era un crío de 15 años que apenas había salido de Ceuta. Llegar a un club tan grande y entrar en La Masía con 40 tíos que tenían el mismo objetivo que yo (llegar al primer equipo) me sirvió para aprender mucho, maduré antes. Los tres primeros meses me dediqué a aprender catalán, a acostumbrarme a su cultura. Eso fue lo que más me costó al principio, pero una vez hice amigos fue todo más fácil. En el cambio a Inglaterra ya tenía 21 años y mucha más experiencia, por lo que no me resultó tan complicado. Me centré en aprender inglés cuanto antes, en entender la idiosincrasia del país y su fútbol.

P. Llega a Inglaterra y se encuentra con un fútbol muy físico y directo, totalmente diferente al que estaba acostumbrado. ¿Cómo se adaptó viniendo desde el Barcelona?

R. No fue un cambio tan brusco porque iba de la mano de Terry Venables, el hombre que me dio la oportunidad en el Barça. Jugaba con la ventaja de ir a un sitio en el que el entrenador ya me conocía bien. A mí me ficharon por mi fútbol e intenté seguir haciéndolo igual. Terry me dio la confianza, me dijo que me quería como me había visto en el Barça. Es cierto que tuve que cambiar varias cosas y adaptarme, sobre todo a nivel físico y de fuerza. Un día, en un entrenamiento, un chico del B me hizo una entrada que me levantó dos metros del suelo. Caí de espaldas, me quedé sin respiración y nadie se inmutó. En cuanto recuperé el aliento seguí entrenando como pude y cuando acabó la sesión me fui directo al gimnasio. Luego hubo pequeños cambios como las botas (de tacos de goma a mixtos), porque en Londres el césped siempre estaba mojado.

Cromo de Nayim en el Barcelona. TODOCOLECCIÓN

P. ¿Cuáles eran las particularidades del estilo de juego británico de aquella época?

R. Los delanteros eran muy altos y se les buscaba en largo. La velocidad en el juego estaba a otro nivel, era un constante viaje de área a área (box-to-box), no había tácticas de mantener el balón, de guardarlo, de esconderlo, de tener posesiones largas… Físicamente era muy exigente, no se paraba durante los 90 minutos. Yo tuve la suerte de ir a un equipo que históricamente ha jugado bien al fútbol y que siempre ha apostado por jugadores de buen trato de balón. Cuando nosotros teníamos la posesión disfrutaba, pero cuando tocaba defender te tenías que adaptar a ese juego largo e intentar ayudar al equipo.

P. Su Tottenham representaba el juego de posesión, sinónimo de belleza para muchos. La antítesis en la época podría ser el Wimbledon de la ‘Crazy Gang’ ¿Cómo eran los enfrentamientos contra Vinnie Jones y compañía?

R. (Risas). Eran durísimos. En esos momentos yo intentaba evitar el choque contra ese tipo de jugadores, pensar y decidir antes que ellos. A veces eso no podías evitarlo y tenías que estar preparado. Vinnie Jones era un tipo durísimo, pero como él había varios: Paul Ince, Bryan Robson (capitán del Manchester United)…

P. Jugó cinco años en Inglaterra. ¿Qué equipos o jugadores le llamaron la atención durante esta etapa?

R. Me gustaba mucho cómo jugaba al fútbol el Liverpool de John Barnes, Peter Beardsley, Grobbelaar… Era increíble la manera en la que ese equipo mezclaba precisión con velocidad. John Barnes me impresionó muchísimo, un tío con una calidad extraordinaria, fuerte… Cuando tenía el balón en esa zurda hacía cosas impresionantes. Para mí, ese Liverpool era el equipo más complicado al que te podías enfrentar, era muy difícil vencerles. También había otros equipos que jugaban muy bien, como el Nottingham Forest de Brian Clough, al que le ganamos en la final de la FA Cup de 1991.

P. Justo en esa final, Paul Gascoigne, la estrella de los ‘Spurs’, se rompe el cruzado y Nayim es el elegido para sustituirle. ¿Qué piensa un futbolista en esos instantes?

R. Imagínate… Para un futbolista inglés jugar en Wembley es lo máximo. Paul estaba híper motivado, híper excitado, y por eso hizo varias entradas de roja. De hecho, se lesionó en una de ellas. Yo en el banquillo, se lesiona Paul. Se pone en la barrera sin saber que está lesionado de gravedad y Stuart Pearce nos mete un golazo por la escuadra. Al minuto se cae Paul en el suelo y me llaman para salir con un 1-0 en contra y con el mejor jugador que tenemos lesionado. ¡Menuda papeleta! Pero hay que ver el vaso medio lleno… Al fin y al cabo jugar esa final era la oportunidad de mi vida. Salí tranquilamente a jugar, a hacer lo que mejor sabía en ese momento y tuve la fortuna de estar involucrado en los dos goles que nos dieron el triunfo.

Resumen de la final de FA Cup 1991. ESPN

P. ¿Sería esta final su mejor recuerdo como futbolista en el Tottenham?

R. Sin duda. Hay varios momentos, pero ese sería el más álgido de mi etapa en Londres. Ganar una FA Cup en el antiguo Wembley es algo que queda para la historia. Recuerdo que los meses antes de la final fueron muy intensos, había muchísimos periodistas en los entrenos, muchos actos de publicidad… Hasta hicimos una canción. Imagínate a Nayim cantando… (risas). Fue algo especial y diferente a lo que había vivido en Barcelona y lo disfruté mucho.

P. Es un título muy especial porque fue la última FA Cup que ganó el Tottenham. Además, está cargada de misticismo porque derrotaron al Arsenal (históricos rivales) en semifinales con goles de Gascoigne y Lineker a un portero que luego conocería bien (David Seaman).

R. En la época no había un campo que pudiera albergar tantos aficionados y pensaron que se disputara en Wembley, ya que los dos conjuntos éramos de Londres. Jugamos en un estadio increíble con Paul como estrella de ese equipo que metió un golazo de falta. ¿Qué te voy a decir de Gary Lineker? Un goleador histórico, un tío que veía puerta con muchísima facilidad… Tuvimos la suerte de ganar 3-1.

La figura de Paul Gascoigne

P. Hemos hablado de aquel fútbol inglés, tan pragmático en la época. En ese contexto emerge un jugador totalmente diferente como Paul Gascoigne, fino, con un manejo de balón y regate propios de un brasileño. ¿Cómo casó en aquella Premier?

R. Era el jugador que marcaba la diferencia. Tenía un talento increíble y al mismo tiempo la mentalidad inglesa de no amilanarse en el ‘tackle’ y en los balones divididos. Él solo nos llevó a la final de la FA Cup con su calidad.

P. Un futbolista que su vida extradeportiva le mitificó aún más. Pero usted siempre ha defendido que fue muy buen compañero y amigo suyo. ¿Cómo era ese Gascoigne?

R. Un compañero extraordinario, que siempre se preocupaba por lo que pasaba en el vestuario, con un corazón increíble. La gente que tuvo a su alrededor no era la gente que le podía llevar por buen camino y decidió mal sus compañías. Como persona era excelente, igual que como jugador. Para mí, el mejor del mundo de aquellos años.

Simplemente Paul Gascoigne. ENFC

P. ¿Alguna anécdota de Gascoigne?

R. Hay muchas. Desde el principio me tomó el pelo porque yo no entendía el inglés. Vivíamos en un hotel y todo el día se estaba metiendo conmigo. Pero sí que hay una a destacar. Paul tenía una caravana que le había comprado su padre y le pidió a John, un aficionado que siempre nos venía a ver entrenar, subirse a la baca para coger algo. Subió el pobre hombre con casi 60 años, Paul arrancó la caravana y lo paseó por todo Londres… (Risas). Al final John lo quería matar. Pero ese era Paul…

«Tuve la suerte de ir a un equipo que históricamente ha jugado bien al fútbol y que siempre ha apostado por jugadores de buen trato de balón. Cuando nosotros teníamos la posesión disfrutaba, pero cuando tocaba defender te tenías que adaptar a ese juego largo e intentar ayudar al equipo»

Nayim

Una cultura diferente a la del resto de Europa

Una cultura, la británica, que tiene sus peculiaridades con respecto a otros países europeos en todos los sentidos. «Ganar en Inglaterra es más complicado, los derechos televisivos se reparten de forma mucho más equitativa», reconoce Nayim. «Un club como el Leicester puede ganar un año la Premier y seguir contando con jugadores como Jamie Vardy, esa es la diferencia». Además, también pesan las diferencias en las costumbres culturales y sociales: «Se bebía cerveza después de los partidos y en las comidas. Pero esa era su cultura y es respetable, siempre que rindas en el campo».

Por su parte, el fútbol inglés siempre ha sido acusado de tener un déficit táctico. La llegada de entrenadores como Guardiola, Klopp o Pochettino parece haber cambiado esa tendencia. «Tú fichas a un entrenador y le das libertad para que trabaje, y el entrenador europeo estudia a los rivales a fondo, es muy táctico y tiene otra metodología», reconoce el propio Nayim.

P. A finales de los 80 el Arsenal era el mejor equipo de Londres y estaba un escalón por encima del Tottenham. ¿Cómo vivió esa rivalidad desde dentro?

R. Era el partido del año para los aficionados ‘Spurs’. Podías perder contra cualquier equipo, pero contra el Arsenal, por favor, tenías que ganar como fuera. Eran unos derbis muy intensos, ellos tenían un gran equipo, muy difícil de batir, pero a mí siempre se me dio bien el Arsenal. Jugábamos para hacer felices a nuestros aficionados.

Nayim celebra un gol con un compañero del Tottenham. GETTY IMAGES

P. En Inglaterra, un aficionado siempre anima al equipo de su ciudad. ¿Cómo es la cultura en las gradas?

R. Allí hay mucha fidelidad al equipo de tu ciudad. Eres de un equipo, no de dos. Todo el mundo viste la camiseta de su equipo, va al campo con bufandas… algo que en España se ha ido inculcando poco a poco.

P. Ha comentado antes que hasta los jugadores creativos como Paul o usted iban fuerte a los balones divididos. ¿Se celebra mucho el ‘tackle’ en Inglaterra?

R. Sí… (Risas). Se celebra un ‘tackle’, se celebra un córner, se celebra un saque de banda. Es espectacular, viven el fútbol con una intensidad increíble. Un córner parece medio gol, un ‘tackle’ bien hecho vuelve a la gente loca. Es otra cultura.

El cambio de First Division a Premier League

P. En su última temporada en el Tottenham la First Division se transforma en Premier League. ¿Cómo fue ese cambio a todos los niveles?

R. Yo no noté mucho el cambio a la Premier porque solo me pilló el primer año, pero sí puedo decir que ha cambiado bastante. Las televisiones han metido muchísimo dinero, también han llegado multimillonarios que han invertido en clubes… Todo ha repercutido para bien, han llegado jugadores de más calidad y los campos se han mejorado.

P. En ese proceso, uno de los equipos que mejor se adapta es el United de Ferguson. ¿Cómo se vivió desde fuera ese crecimiento?

R. Los primeros años de Fergie no fueron buenos, tardó en lograr cosas. Ferguson siempre hizo equipos muy competitivos y apostaba por gente de la casa. Pero cuando hacía un fichaje importante, era de los mejores jugadores del mundo. Por eso el club tuvo tanto éxito en la última etapa de Ferguson. Contaba con esos jugadores jóvenes, con hambre y que sentían el club y el escudo, y se complementaban con auténticos cracks a nivel mundial.

P. Uno de esos cracks fue Cantona, que llegó a Old Trafford en los inicios de Premier League.

R. Exacto. Cantona era un tipo especial, con mucho talento. Era un genio. Hacía cosas con el balón a la altura de los mejores e hizo disfrutar muchísimo a los aficionados del Manchester United. Tuvo también una época en el Leeds, pero en el United era un auténtico genio. Cambió también la mentalidad del aficionado inglés con respecto a los futbolistas extranjeros. Veían que veníamos a sumar y ser importantes en su fútbol, y eso nos ayudaba adaptarnos mejor y más rápido.

Imagen de Eric Cantona durante un partido con los ‘Red Devils’. GETTY IMAGES

Eric Cantona y Paul Gascoigne fueron pioneros a la hora de ser una especie de ‘celebrities’ fuera del campo. Nayim no duda al definir a ambos futbolistas: «Eran auténticos genios. Hay gente que es así, diferente al resto del mundo, y ellos lo son. Por eso se les llama genios». El futbolista ha sufrido una evolución que, según Nayim, las redes sociales han terminado de asentar. «Antes un jugador podía hacer su vida fuera de los terrenos de juego sin ser acosado o seguido». «Yo siempre he opinado lo que he querido, desde el respeto, pero ahora con las redes sociales todo ha cambiado», afirma.

«En Inglaterra hay mucha fidelidad al equipo de tu ciudad. Eres de un equipo, no de dos. Todo el mundo viste la camiseta de su equipo, va al campo con bufandas… algo que en España se ha ido inculcando poco a poco»

Nayim

P. Ha comentado que, con la llegada de la Premier, hay un cambio de mentalidad, ya que antes la liga era casi exclusiva para británicos. Nayim fue pionero en dos aspectos: el primer español y el primer musulmán. Abre un poco la veda, ¿no?

R. Eso fue un poco casualidad, pero sí era importante hacerlo bien para que después confiaran en el jugador español. Tuve la suerte de hacerlo bien, y fue llegando gente como Víctor, Roberto Martínez y algún jugador más en otras categorías que también hicieron buen fútbol. A partir de ahí empezaron a confiar más en el futbolista español. El éxito de la selección española también hizo mucho, ya que los equipos importantes a nivel mundial empezaron a confiar en el jugador español, porque es muy bueno.

P. El tema de la religión también ha evolucionado. En el Liverpool, dos de sus principales estrellas son musulmanes. En el propio Anfield hay salas de rezo. ¿Cómo ve eso desde fuera?

R. Eso es respeto. Al fin y al cabo, tú fichas a un buen jugador de fútbol, sea cual sea su religión. Eso habla muy bien del Liverpool. Que se instale un pequeño habitáculo para que puedan rezar los musulmanes es una muestra de respeto. Al final, esto es fútbol y da igual la religión, lo importante es lo que puedes aportar. Pero si el club ayuda en este sentido a que el jugador, sea musulmán, hebreo o cristiano, se sienta cómodo, pues mucho mejor.

P. Otro cambio importante que se produce en esta etapa es la llegada de entrenadores como Wenger, con nuevas técnicas de entrenamiento, nutrición, etc. ¿Cómo vivieron ese cambio los jugadores?

R. Me acuerdo que cuando llegué al Tottenham, e íbamos a comer a un hotel, cada uno pedía lo suyo, y a mí me extrañaba. ¿Cómo es posible que cada uno coma lo que quiera? Yo venía del Barça, y cuando comíamos juntos, comíamos lo mismo. Los espaguetis de turno, el arroz a la cubana por la noche, tu filete de pollo, pescado, entrecot… pero allí no. Uno pedía tostadas, otro pedía tortilla francesa… y era extrañísimo. Eso ha mejorado. La nutrición es fundamental. Al final, es la gasolina que te metes en el cuerpo. Si es de calidad, estás mucho mejor preparado. El fútbol ha ido evolucionando para bien, al igual que la preparación física y la nutrición. Ahora el jugador está atendido al milímetro: los pliegues de grasa, el trabajo aeróbico, la fuerza, el cansancio o la forma de entrenar. Antes no era tanto el control, pero es normal que evolucione, y lo seguirá haciendo seguro.

Nayim controla un balón con los ‘Spurs’. GETTY IMAGES

«Era importante hacerlo bien para que después confiaran en el jugador español. Tuve la suerte de hacer buen fútbol, y a partir de ahí empezaron a confiar más en el futbolista español»

Nayim

P. Durante su estancia en Inglaterra ocurre el desastre de Hillsborough. A raíz de este suceso, cambian los estadios. Ahora, también se está perdiendo esa magia y tradición de los campos ingleses: White Hart Lane ha sido derruido, Highbury en su día e incluso Wembley…

R. Hay que evolucionar con los tiempos. Los estadios son cada vez más cómodos para la gente, para que el partido sea una fiesta para los aficionados. Tuve la suerte de jugar en el nuevo estadio del Tottenham, contra los veteranos del Inter de Milán, y la verdad es que parece un hotel de cinco estrellas con todas las facilidades que tiene. Pero esa es la evolución de todo, y como ha evolucionado el fútbol, también lo han hecho los estadios.

P. El futbolista británico, habitualmente, tiene problemas para triunfar fuera. Sin embargo, del Tottenham han salido Bale o Trippier, que se han adaptado a España, o el caso de Harry Kane, que rinde igual en Premier que en Champions. ¿Por qué cree que sucede esto?

R. La cultura del fútbol inglés es muy especial, es única, y adaptarse al fútbol europeo es importante. Pero no es porque sean del Tottenham. Al final, eso va con la mentalidad de cada jugador. Mira por ejemplo Beckham lo que hizo en el Manchester United y lo que hizo en el Real Madrid.

Nayim sigue guardando mucho cariño al equipo inglés, del que se declara fan. «Siempre que he ido me han tratado con un respeto y un cariño increíbles. En Inglaterra al exjugador lo tratan de forma muy respetuosa», reconoce. Un Tottenham que ha crecido mucho en los últimos años, desde aquel equipo formado por Bale, Modric, Lennon y Defoe al de Pochettino, que casi conquista una Premier en 2016 y una Champions en 2019. «Con Pochettino han jugado muy bien al fútbol. A ver si en esta nueva etapa con Mourinho pueden traer jugadores para volver a ser competitivos».

1993: fin a la etapa ‘Spur’

Tras cinco buenos años en Inglaterra, Nayim abandonó Londres y fichó por el Real Zaragoza, club que le cambiaría la vida: «Ya llevaba cinco temporadas en Londres y quería quitarme esa espina del fútbol español, ya que en el Barça no tuve la oportunidad de demostrar». Una salida con la que los ‘fans’ no estaban de acuerdo, pero de nuevo apareció la figura de Terry Venables. «Estoy agradecido a Terry, que fue quien me apoyó y me permitió salir». En el Real Zaragoza se encontró un equipazo con el que dos años después haría historia. «La afición nos llevaba en volandas. El bufandeo de La Romareda es pura magia. Ese ambiente no lo he vivido en ningún otro estadio español». Una etapa en la que, según él mismo reconoce, se vio al mejor Nayim.

P. Para el que no le haya visto jugar en vivo, ¿cómo se definiría como futbolista?

R. Era un jugador que intentaba ser equilibrado. Mi mayor virtud era el buen trato de balón, un talento innato que te da Dios y es muy difícil de entrenar. Pero en el fútbol no es suficiente con el talento, y dentro del campo debes ser equilibrado, cuando tienes el balón y cuando no. Cuando lo teníamos, a mí me resultaba muy fácil, porque tenía ese talento innato, pero existía la otra parte del fútbol, cuando tienes que recuperar el balón con tus compañeros. No era muy físico, pero a la hora de ir al suelo, iba. Al fin y al cabo, tú juegas para ganar e intentas recuperar el balón lo antes posible. Es cierto que había partidos más duros que otros, pero te tenías que adaptar.

Nayim levanta la Recopa de 1995 ganada por el Real Zaragoza. UEFA

P. ¿Cuándo se vio al mejor Nayim?

R. Acabé muy bien en Inglaterra, los dos últimos años fueron muy buenos, pero donde más disfruté fue con el Real Zaragoza. En el Barça no tuve muchas oportunidades y no jugué mucho. Pero los cuatro años de Zaragoza fueron increíbles. También tenía gente alrededor con muchísimo talento, y cuando estás bien rodeado es mucho más fácil.

P. Actualmente colabora en DAZN. ¿Cómo es el cambio de jugar al fútbol a retransmitirlo?

R. Analizar un partido no es complicado. Es divertido, me lo paso bien. Me apasiona este deporte y lo que hago es disfrutar de mi pasión, en este caso comentando un partido. La verdad que es una suerte.

P. Hemos empezado hablando de que quizá ha sido un poco esclavo de ese gol al Arsenal. Más allá de ese hecho, ¿cómo le gustaría ser recordado?

R. Como jugador, un futbolista que ha hecho todo lo posible, ha sido profesional y que siempre lo ha dado todo. Y como persona, como todo el mundo, imagino, que me consideren buena persona. Nada más. 

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