Carta para aquel 1 de junio de 2019

Un corazón roto no dura para toda la vida, menos cuando se tiene la capacidad de decidir cuánto se le permite al umbral del dolor. 371 días después, el Liverpool volvía a jugar una final de la máxima competición de clubes en la ciudad del equipo que había sido su verdugo la edición anterior, bajo un sol muy atípico cuando se habla de costumbres en el día que se juega una final inglesa.

En las finales parece que siempre hay vencedores y vencidos, pero ciertamente (y aunque suene a consuelo) solamente no gana el que sea incapaz de mirar atrás y pensar inmediatamente en el futuro, Klopp fue un buen ejemplo en Kiev, como Pochettino lo fue esta vez en Madrid. Esas siempre deben ser las primeras bases para pensar en un proyecto ganador; porque en la vida, como en el fútbol, con mucho trabajo hay cosas que caen por su propio peso.

«Tú puedes decidir cuanto duela una derrota (…) No podemos mirar atrás pensando en lo cerca que estuvimos de lograr algo, tenemos que ser capaces de mejorar para volver más fuertes»

Jürgen Klopp (2020)

Para aquel primero de junio solo hay palabras de agradecimientos, empezar por ahí, porque pudo ser el mejor recuerdo en mucho tiempo para cualquier aficionado de este equipo, principalmente para aquellos que aquel recuerdo (en vivo) de Estambul queda borroso por su prematura edad (como fue mi caso) o para aquellos que por fin pudieron ver por primera vez a su equipo levantar la Orejona. 

Este título era la carta de presentación del equipo de Klopp para formar un ciclo ganador y ser considerados como los mejores del mundo. Sin embargo, aunque están en lo correcto con la apreciación, ese trofeo para nosotros no fue el primero de muchos por venir, fue más valioso que eso, el primero en mucho tiempo: era el premio a la paciencia y lealtad a un equipo que sufrió comentarios de burla de periodistas, jugadores y aficionados por un buen tiempo hasta aquella noche en el Wanda. 

Madurez

Gracias primero de junio, porque fuiste testigo de la madurez de muchos jugadores que a Kiev llegaron como desconocidos para en Madrid consagrarse como los mejores del mundo en su posición. Hablo en parte de ustedes, muchachos de la banda. Andrew Robertson y Trent Alexander-Arnold pasaron de ser un escocés llegado del Hull y un muchacho proveniente de la academia a ser los mejores laterales del mundo. El fútbol ofensivo de este equipo no se entiende sin ellos, que pasaron de ser jugadores complementarios a ser protagonistas mediante asistencias. 

Andrew Robertson y Trent Alexander-Arnold en día previo a la final. THIS IS ANFIELD

Por otra parte, los capitanes de este barco también maduraron. Un Klopp que seguía siendo el mismo loco que se emocionaba con cada gol, pero más sobrio a la hora de hacer jugar a los muchachos: el Rock and Roll y la anarquía aparecía muchas veces por instintito animal de la situación del partido que por una instrucción de Jürgen, él había apostado por la consistencia como estilo. Virtud que le daría nuestro segundo protagonista, Jordan Henderson: el hombre que pasó de ser un buen capitán a uno de los mejores en nuestra historia como club, en lo futbolístico y más allá de los terrenos de juego, desde esa temporada se ve un ‘wearsider’ hambriento en cada balón, más compañero en cada acción, mejor jugador en cada partido. 

Grandes otra vez

Gracias primero de junio, porque volvimos a ser el club más ganador de Inglaterra y volvimos a estar en la lupa de todo el continente. Por suerte, no fuimos un gigante extinto, uno descendido o alguno en bancarrota (aunque existió la posibilidad). Nuestros años más oscuros fueron por malos manejos en lo directivo y un largo proceso de reestructuración, encontrándose en el mismo tiempo con un ganador como el Manchester United que, a pesar de solo ganar un par de títulos luego de la partida de Ferguson, les alcanzó para superar en cantidad a los de Merseyside en una rivalidad histórica. 

Por eso un día como hoy pero hace 366 días (2020 es año bisiesto) recuperamos nuestro status, era necesario para una entidad como el Liverpool darse cuenta que se puede formar un proyecto ganador, duradero y con plan de expansión para que en cada rincón del mundo haya un aficionado del fútbol que diga: «Este equipo le va a ganar a cualquiera». Primero fue Klopp el que convirtió a los hinchas de incrédulos a creyentes, ahora le toca al resto aceptarlo también. 

Casi un millón de hinchas agradecidos recibían a los campeones de Europa. AS

Tranquilidad

Gracias primero de junio, porque afirmaste la frase de: «Para verdades, el tiempo». Fuiste justo con un proyecto que llevaba trabajando de forma responsable durante varios años hasta llegar al éxito. Generoso con un club que apostó entre ciencia, talento y trabajo duro para lograr resultados; la osadía de todos para entender que adoptar nuevos métodos era el camino que seguir. 

«Nunca en mi carrera me han despedido, pero si no lograba ganar con el Liverpool (intuía) que era una posibilidad»

Jürgen Klopp (2020)

La confesión de Klopp habla por si sola, un entrenador que devolvió a Anfield su mística ganadora estaba preocupado por un potencial despido en el pasado, una realidad para la mayoría de entrenadores en la élite. Con la Champions llegó la tranquilidad: para Klopp, que logró ganar aquel título que tanto se le resistió; para los aficionados, que veían por fin al Liverpool retomar un rumbo más fiel a su historia y para los dueños, que confirmaron que valió la pena la fe firme que tuvieron en el alemán.

Al principio de la carta se habló de vencedores y vencidos. Yendo atrás en el tiempo, con dos títulos más bajo el brazo y tan cerca de lograr nuestra resistida Premier League es fácil deducir un principal vencedor, pero eso no quita que (como espectador neutral) va a haber un sinfín de equipos vencidos a largo plazo si no retoman el rumbo de la historia que ellos mismos escribieron. 

Klopp celebra con su gente un título que significaron años de esfuerzo. LIVERPOOL FC

No indico nombres propios de equipos, pero de ejemplo pueden servir el Manchester United y Arsenal, quienes acaban de iniciar proyectos con Solskjaer y Arteta (respectivamente) y pueden fijarse en el recorrido de Klopp. Aquel 1 de junio del 2019 el Liverpool se reafirmó como un equipo vanguardista que, a pesar de la presencia de un conjunto revolucionario como el City de Pep, es ahora el equipo que lleva la batuta en Inglaterra, el equipo a vencer, el equipo a imitar.

«Adaptarse o morir», dicen en las calles, ya dependerá de cada equipo escoger su propio destino. El Liverpool ya ha elegido el suyo, lo eligió hace más de 366 días. 

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